Rosas y cartas

Sobre mi escritorio. Esparcidas. Rosas, cartas, recuerdos. Yo. Todo aquello lo había sacado de la vieja caja de latón que guardaba encima de mi armario. En ese momento sonreía. Poco a poco, volvía a mi mente todo aquello que viví durante dos semanas mágicas. La ciudad del amor, la ciudad rosa. Como las rosas que ahora mismo estoy viendo. La vieja bicicleta. Las calles enormes. Los croaissants contigo por la mañana. Y todos aquellos momentos. ¿Perfecto? Contigo. Ahora estoy en la ciudad del amor, viendo pasar por la ventana una vieja bicicleta, que va calle abajo. Incluso puedo ir a la cocina a comer un croaissant. Pero faltas TÚ.