Carolina estaba tumbada en la hierba fresca de la mañana, contemplando la salida del sol. Notaba que empezaba a tener los pies y las piernas húmedos debido al rocío que se había acumulado allí durante la noche. Pero a ella no la molestaba la humedad. Además, como el sol estaba ya saliendo, no tardaría en secar-le la ropa, también mojada. Dejo que la cabeza se apoyara encima del cojín de briznas de hierba, y cerró los ojos. Estuvo así hasta que notó el calor abrasador del sol sobre su cara, y solo entonces abrió sus preciosos ojos almendrados, para contemplar la maravillosa visión del sol.
Muy bonito, aunque no creo que la vista fuese agradable si el sol le daba en la cara ;)
ResponderEliminarEso es cierto, no lo había pensado...
ResponderEliminarGracias por el comentario!!
Joana
Es difícil veure el sol directament sip! Però bé, en general és un bon escrit. Relaxa
ResponderEliminar